martes, 31 de enero de 2023

La historia de Maggie Dickson

Esta historia se sitúa allá por el siglo XVIII, concretamente en 1720. Y su protagonista Maggie Dickson, es conocida a causa de las múltiples desgracias que acontecieron durante su vida.

Maggie Dickson era una chica de Edimburgo, de clase media. Se casó a temprana edad con un pescador que le prometió una vida relativamente buena y estable, pero el hombre con el que se casó no la amaba realmente y terminó por abandonarla.

En aquella época estaba muy mal visto que un hombre abandonara a su mujer y es por eso por lo que Maggie decidió marcharse de Edimburgo, pues entonces el divorcio volaba por su ausencia y cuando una pareja se casaba, era para tooooda la vida, "hasta que la muerte os separe".
Así pues, en 1723 Maggie marchó en busca de una nueva vida, a un lugar donde nadie la conociera y ese lugar fue Kelso, un pequeño pueblecito al sur de Edimburgo. Allí consiguió un trabajo en una posada donde el posadero le ofreció a cambio de limpiar y trabajar para él, alojamiento y alimentos. 

Allí conoció al hijo del posadero, un apuesto chico con el cual tuvo un romance, en secreto claro, para no perder su trabajo y en consecuencia el alojamiento si llegaba a oídos del posadero, pero con tan mala suerte, digámoslo así, que quedó embarazada. Pasaron unas semanas después de otras y fueron muchas las peripecias que Maggie tuvo que hacer para ocultar su estado, pero lo consiguió, aunque no tuvo que esperar demasiado ya que el bebé nació prematuro y para su desgracia, muerto.

A pesar de todo, era lo mejor que le podía pasar ya que en su "nueva vida" Maggie era una chica soltera, ¿qué pensaría la gente? así pues, se decidió a deshacerse del bebé, sin dar a conocer ni su existencia ni mucho menos su muerte y marchó hacía el río Tweed con la intención de hacerlo desaparecer entre sus aguas, pero una vez allí se vio incapaz de soltar a su hijo y rompió a llorar desolada por todas las desgracias que le estaban ocurriendo. De repente unas voces alertaron a Maggie, un hombre la había visto y se acercaba hacia ella, Maggie dejó el bebé a la orilla del río y salió corriendo, pero no llegó muy lejos cuando fue capturada.



En aquella época, podía considerarse delito cualquier cosa, ¿por qué pensáis que sería juzgada? adulterio? asesinato tal vez? pues no, Maggie Dickson fue condenada a ser ahorcada por ocultación de embarazo, ya que permanecer en este estado y ocultarlo estaba penado con la horca.


El 2 de septiembre de 1724 en Grassmarket (Edimburgo) se procedió a ejecutar la sentencia de Maggie. Como era la costumbre, a la condenada le concedieron su última voluntad, una copita de whisky y minutos más tarde fue ahorcada a la vista de todo el pueblo de Edimburgo. Después de certificar su muerte, el cuerpo fue trasladado para ser sepultado, tras él como si de una procesión se tratara, se dirigía el pueblo para ver la sepultura y así dar por concluido el acto, pero de camino al cementerio empezaron a escucharse gritos y golpes que venían del ataúd, la gente estaba desconcertada ¿sería posible? Efectivamente! tras abrir el ataúd de madera, allí estaba Maggie más que viva. 


En cuanto se dieron cuenta de la realidad, el pueblo no daba más de si, eufóricos volvieron a Grassmarket, verían dos ejecuciones el mismo día! El whisky y la cerveza corría por doquier, las risas y los comentarios eran ensordecedores, la pobre Maggie, desgraciada como ninguno se disponía a ser ahorcada por segunda vez cuando de repente, una voz rompió el silencio de los atentos espectadores, y un hombre pronunció estas palabras "por voluntad divina esta mujer no ha muerto al ser sentenciada, no es justo volver a juzgarla por un delito por el cual ya ha sido juzgada".

Maggie Dickson había sido condenada a la horca y no a muerte, así que, puesto que ya había sido ahorcada su delito había sido pagado y ahora Maggie era inocente y como se presuponía que tras el ahorcamiento llegaba la muerte, el "hasta que la muerte os separe" también se había dado por hecho, por lo tanto Maggie además de ser inocente ahora también volvía a ser libre para rehacer su vida si así lo deseaba.

Con una copita de más en el cuerpo y casi sin poder creérselo Maggie bajó de la tarima y dio gracias a Dios por haberle perdonado la vida. A partir de ese día Maggie fue muy conocida por todos y le otorgaron el nombre de Half Hangit Maggie (Maggie la medio colgada).

Maggie Dickson volvió a Edimburgo y muchos cuentan que se casó con el hombre que la salvó de la muerte, compró una casa en Grassmarket con vistas al escenario de su ejecución y vivió allí durante 40 años más.

Dicen que Maggie sobrevivió porque conocía al cordelero que suministraba las sogas y la ruptura precoz de la cuerda le permitió sobrevivir, otros, que en el último momento sedujo al verdugo para que realizara un nudo flojo. No importa cual fue la razón de su supervivencia, la cuestión es que su historia se recuerda hoy y es homenajeada a través del pub Maggie Dickson, ubicado justo en la casa donde vivió el resto de sus días.  

La autora Alison J. Butler narra brillantemente la historia de una mujer que quizás vivió en una época equivocada. En Amazon puedes encontrar The Hanging Of Margaret Dickson (edición en inglés), una novela muy bien documentada, de ⭐⭐⭐⭐⭐ 




Alójate en Edimburgo, en Grassmarket, con vistas a la casa de Maggie Dickson en el Hotel Apex Grassmarket o justo al lado, a tan solo 20 metros, en el Grassmarket Hotel y disfruta de la magia de este lugar, en el corazón de la Old Town.


martes, 17 de enero de 2023

Curiosidades de Edimburgo. North Bridge

Algunas curiosidades más...

Bancos

Si paseando por Edimburgo te cansas de caminar siempre puedes sentarte en uno de los muuuchos bancos como este, os preguntaréis ¿y qué tiene esto de curioso? pues cada banco si os fijáis tiene en el centro del respaldo una plaquita como la que tiene este que pone "en memoria de fulanito.." y es que aquí cuando fallece un familiar, un amigo.. es costumbre comprar un banco, ponerle la plaquita y situarlo dónde uno quiera, ya sea en algún lugar representativo para esa persona, en la calle o en un parque. Y aunque no resulta nada barato el "alquiler del suelo" que ocupan, Edimburgo está plagado de ellos.



Ventanas tapiadas

Si echáis un vistazo a los edificios más antiguos, también es muy común ver algunas de las ventanas tapiadas. La explicación es que antiguamente se pagaba más o menos impuestos en función de la luz que te entraba en casa.
La gente se tomó este impuesto como un pago por el aire y la luz que usaban, y claro, no les gustó nada que les cobraran hasta "por respirar".
Así pues, cuantas más ventanas tuvieras en tu casa, más caros serían los impuestos para ti. Y como "hecha la Ley, hecha la trampa" la solución para pagar menos fue tapiar las ventanas.
Como en todos los tiempos, había gente para todo y este impuesto permitía (claramente a parte de las buenas y adineradas familias) a algunos aparentar tener lo que realmente no tenían, así cualquier persona que caminara por la calle podía ver dónde vivía una familia "montada en la libra".
En 1851 abolieron este impuesto y para seguir llenándose los bolsillos a costa de la gente, lo sustituyeron por el "house duty" que básicamente equivaldría al council tax actual, un impuesto por vivienda.

No hace mucho se decidió volver a abrir esas ventanas pero el ayuntamiento se negó por completo alegando que formaba parte de la historia de Edimburgo. 


Calaveras 

De paseo por cualquier cementerio de Edimburgo te puedes encontrar con esto, tal cual o incrustado en las tumbas o lápidas.


Esta señal era una alerta de peligro! ya que significaba que la persona que se encontraba enterrada ahí había fallecido de peste. La gente no se acercaba a esas tumbas ni por asomo porque aunque la enfermedad se hubiese llevado ya a la persona que la había contraído continuaba siendo potencialmente contagiosa.

El puente de los suicidios

North Bridge, es el puente que comunica la New Town con la Old Town. Una peculiaridad es que por debajo de él no pasa agua, sino que se encuentra la estación de tren de Waverley, pero este puente por lo que realmente es conocido es por el elevado nivel de suicidios que acontecen en él.


En varias ocasiones se intentó colocar varios medios para tratar de disuadir a los suicidas, primero fueron unas mamparas por encima de las barandillas que las quitaron al poco tiempo porque tapaban las vistas y rompían la estética de la ciudad, luego instalaron unas redes, pero bien es sabido que aquí hay una gran afición al whisky y la cerveza y estas redes llegaron a ser el pasatiempo de los jóvenes en fin de semana. Al final se optó por dejar el "teléfono de la esperanza" un número de teléfono para que si tienes instintos suicidas llames, aunque hay que decir que es un contestador que te dice que enseguida te atenderá un operador y que el coste de la llamada es de 2 libras el minuto.
Así que sabiendo esto, más vale no llamar si realmente no quieres tirarte puente abajo ;)




martes, 3 de enero de 2023

Deacon Brodie de Edimburgo o el Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Como ya dije anteriormente, Edimburgo está repleto de historias fantásticas, personajes siniestros, ladrones, asesinos, misterios.. Hoy voy a relatar la historia de Deacon Brodie. Si alguien ha leido la obra de Robert Louis Stevenson "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde" probablemente le suene esta historia, dada la dicotomía de Brodie, sino, he aquí un entretenimiento para este fin de semana.

William Brodie (1741 - 1788) más conocido como Deacon Brodie (Diácono Brodie), era un respetable ebanista de la época, fabricante de todo tipo de muebles, con una vida relativamente normal. Durante el día se dedicaba a su oficio con gran dedicación, llegó a ser miembro del Consejo Municipal y diácono (de ahí su nombre) de la Corporación de Artesanos y Masones. Participó como jurado y a partir de ahí empezó a relacionarse con la alta burguesía de Edimburgo.

El negocio funcionaba perfectamente, pero había conseguido un estatus social que le llevó a frecuentar tabernas, una doble vida (con dos amantes y cinco hijos) y largas noches de juego que no podía permitirse. Todo esto le hizo plantearse una idea, parte de su trabajo consistía en la fabricación e instalación de puertas para casas y negocios, y como principal artesano de la ciudad, trabajó en las casas de los miembros más ricos de la sociedad de Edimburgo, así que conocía al detalle las casas y las personas que allí vivían. ¿Por qué no hacer copias de las llaves? pensó, y así lo hizo. Empezó realizando pequeños hurtos, algo simbólico, para ir saliendo del paso y saldar las deudas de juego, pero la codicia se apoderó de él y fue en 1768 cuando comenzó oficialmente su carrera criminal al copiar las llaves de un banco y robar 800 libras. Pero esto no era suficiente, la tentación era muy grande y cada vez necesitaba más, así que en 1786 reclutó a una pequeña banda de ladrones, formada por Smith y Ainsle.

El pueblo vivía con miedo, la policía no conseguía pruebas, ya que, no habían puertas forzadas ni pistas que pudieran dar con el autor de los robos. Pero una noche, durante la incursión armada en la oficina de impuestos de los Juzgados de Chessel, en Canongate, el plan de Brodie falló y Ainsle fue capturado. Ainsle aceptó testificar para evitar la deportación y delató al resto de la banda. Para entonces Brodie ya había iniciado su escapada a Holanda con la intención de partir hacia Estados Unidos, pero fue detenido en Amsterdam y embarcado de vuelta a Edimburgo para ser juzgado.

El juicio se realizó el 27 de agosto de 1788.  El jurado declaró a Brodie y a su secuaz George Smith, culpables, al descubrirse el material del delito: copias de llaves, disfraces y pistolas.

Brodie y Smith fueron colgados el 1 de octubre de 1788, en una horca que el propio Brodie había diseñado y fabricado el año anterior. Según la leyenda, Brodie llevaba un collar de acero y un tubo de plata en la garganta para evitar que el ahorcamiento fuera fatal. Se dice que sobornó al verdugo para que lo diera por muerto y planeó todo para que su cuerpo fuera retirado rápidamente. Si fue así, el plan falló. Brodie fue enterrado en la Iglesia Parroquial de Buccleuch. No obstante, los rumores de que Brodie había sido visto en Londres dieron mayor publicidad a la leyenda de su supuesta evasión.

Dicen que ésta es una historia real, la del diácono Brodie, piadoso durante el día y pendenciero durante la noche. En la Royal Mile se encuentra Deacon Brodie's Tavern, con su historia relatada en la pared.