martes, 15 de noviembre de 2022

Cementerio Old Calton. Edimburgo


La entrada de hoy va de cementerios, en Edimburgo hay varios cementerios muy populares por sus residentes, por la armonía que se respira, sus vistas... pero también por sus historias. Hoy contaré cositas del cementerio Old Calton.


Para que os hagáis una idea, los cementerios aquí forman parte de la vida de las personas "vivas" mucho más que para visitarlos y adornarlos con flores en fechas señaladas, cualquier día soleado se pueden ver los jardines de la ciudad repletos de gente estirada en el césped tomando el sol pero también es muy común que un día de esos vayas a realizar un relajado paseo por el cementerio, hacer un picnic con la familia, pasear al perro o leer un libro tranquilamente junto a una tumba.


El cementerio de Old Calton se encuentra ubicado en la colina de Calton. Cuando se estableció allí, en 1718, la zona era tranquila y poco transitada pero con el paso de los años y tras la construcción de Waterloo Place, en 1819 se modificó, tuvo que construirse una carretera que pasaría justo por el mismo cementerio, así que, tuvieron que exhumar los cadáveres que se encontraban a su paso y llevarlos al interior de lo que quedó como cementerio. Los cuerpos tuvieron que ser recolocados en los pasillos del cementerio por falta de espacio. Empezaron a enterrarse a seis pies de profundidad, hasta que se llenó y tuvieron que realizar una especie de lasaña de muertos, enterrando a otro grupo de muertos a cuatro pies y luego a dos pies. El problema apareció con las primeras lluvias y es que hubieron movimientos de tierra, ésta empezó a bajar y junto a ella los restos de huesos que arrastraba a su paso, así que para evitar que con la lluvia hubieran avalanchas de cadáveres se colocaron unas telas de arpillera que cubrieron con arena, aunque parece ser que a día de hoy no es demasiado eficaz. En esta foto se aprecia la tela a través del camino.


En este cementerio se pueden visitar las tumbas y mausoleos de personajes tan ilustres en la historia como por ejemplo David Hume o el editor William Blackwood.

David Hume fue una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la Ilustración escocesa. Dice la leyenda que el día de su muerte, sus compañeros de la logia masónica entraron en el mausoleo y organizaron una celebración con fuegos artificiales (su mausoleo carece de techo). Desde la ciudad y de noche, ver cómo subían los cohetes y la luz que surgía desde el cementerio dio motivo a comentarios de los habitantes que llegaron a pensar que ni a David Hume respetaban los fantasmas del lugar.

Una curiosidad es que él mismo escribió su epitafio: "Born 1711, Died -". "Leaving it to posterity to add the rest" (Nació en 1711, murió en -. Dejo a la posteridad añadir el resto).



En la Royal Mile hay una escultura suya a la que los estudiantes, en época de exámenes, se acercan y le tocan el dedo gordo del pie para tener suerte. 


Además del homenaje a Hume hay un enorme obelisco dedicado a Thomas Hamilton y un monumento a los soldados Escoceses-Americanos con una estatua de bronce de Abraham Lincoln. Único monumento a la Guerra Civil Americana en Escocia y fuera de América. Y la primera estatua a un presidente Americano en cualquier otro país fuera de los EEUU.



Una de las historias más espeluznantes es la de David Alan, un pintor escocés de la segunda mitad del siglo XVIII. Este pintor (al igual que la mayoría de personas de la época) utilizaba materiales con cobre. Debido al uso continuado de este elemento era muy común padecer catalepsia (trastorno repentino en el sistema nervioso con pérdida de la movilidad y sensibilidad del cuerpo hasta tal punto que parece que el enfermo está muerto) y por aquel entonces las autopsias no eran muy exhaustivas así que muchos de estos enfermos acababan despertando dentro de su tumba. (En las tumbas que trasladaron durante las obras, el 40% tenía marcas de arañazos en su interior) Pues bien, una de estas tumbas era la David Alan y hay quien dice que la agonía pasada hasta su muerte se ve reflejada en su tumba.


A partir de entonces algunos empezaron a colocar campanas al lado de las tumbas. La campana estaba enganchada a una cuerda atada a la mano del muerto que, si despertaba y se movía, la haría sonar y alguien se encargaría de sacarle. La cuestión es ¿se movería la campanita sostenida por un hilo que cruzaba la tierra? Mejor no tener que comprobarlo...

Esta historia y muchas más te las contarán in situ, en el cementerio Old Calton, durante la noche, si te apuntas al free tour de los fantasmas de Edimburgo, una experiencia que no debes dejar pasar.


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