En esta nueva entrada hablaré de una leyenda no muy conocida pero que entraña misterio y hace replantearse si realmente ocurren las cosas por casualidad o causalidad.
Nos situamos en las Tierras Altas de Escocia, más concretamente en la región de Rothiemurchus. El área se extiende desde el río Spey hasta la alta meseta montañosa. Este lugar es conocido por su esplendoroso bosque, el lago y las montañas y es muy popular por aquellos visitantes que buscan actividades de senderismo, observación de la flora y la fauna, un tranquilo paseo en bicicleta...
Pero en un lugar oculto de este bosque, se encuentra the Doune of Rothiemurchus, una antigua iglesia rodeada por su campo santo y en el que se encuentra una tumba que no pasa desapercibida.
Se trata de la tumba de Seath Mor Sgorfhiaclach "El Gran Shaw" segundo jefe del clan Shaw durante el siglo XIV. Según cuenta la leyenda, fue un excelente guerrero pero también perverso, pues era conocido por infundir terrible terror, no solo a sus enemigos sino también en los corazones de los suyos.
Se dice que su espíritu merodea por el cementerio y que se aparece a aquellos senderistas que curiosos, se adentran en la parte más oscura del bosque. Los lugareños cuentan que este guerrero desafía a luchar a aquellos con los que se cruzan en su camino, y que si mantienes la calma y aceptas el desafío, el espíritu del Gran Shaw desaparece, sin embargo, si huyes, no se volverá a saber de ti.
Por otro lado, también es protagonista en esta historia Bodach an Duin (Duende de la Doune) o el anciano de Dune, quien custodiaba estas tierras y que según parece, es el guardián de la tumba de "El Gran Shaw". Según la mitología escocesa Bodach es una criatura terrible, embaucadora y maliciosa a la que más vale no acercarse demasiado. Es por ello, por lo que no se recomienda acercarse mucho a la tumba que guarda.
Hablemos de la misteriosa tumba
En la tumba de Seath Mor Sgorfhiaclach "El Gran Shaw" hay cinco grandes piedras cilíndricas colocadas en formación de cruz y se dice que estas piedras están malditas, pues están conectadas de alguna manera con un Bodach. Las piedras, que tienen memoria topográfica, son capaces de regresar a su lugar si alguien las mueve.
La tradición local dice que cualquiera que se atreva a manipular alguna de estas piedras sufrirá la terrible ira de su espíritu guardián, Bodach an Duin.
Cuentan que un caminante que pasaba por allí, arrojó una de esas piedras al río Spey. Al día siguiente, la piedra se encontraba en su lugar y el caminante fue hallado muerto a orillas del río.
Esta tumba que data del siglo XIV tiene un poder tan fuerte, que ha sido necesario cubrirla con barras de hierro para proteger a las piedras que la guardan, o mejor dicho, a los que se aventuran a moverlas.
Existen muchos relatos de víctimas de la maldición de las piedras, aunque se cree que podrían haber muchos más ya que no hay registros de tales hechos.
El relato más antiguo que se conoce es el de un ingenuo lacayo del Duque de Bedford.
El muchacho quería demostrar que tal maldición no existía, así que un día, se acercó hasta la tumba y se llevó una de las piedras. La arrojó al río Spey y durante tres días estuvo yendo a la tumba día tras día para confirmar su sospecha de que la leyenda, era realmente un mito. Tal y como sospechaba no pasó nada, sin embargo al cuarto día milagrosamente la piedra reapareció en su lugar y el lacayo, fue encontrado ese mismo día, ahogado en el río.
Parece que debido a un patrón repetitivo existe una teoría. Si se toca o se mueve cualquiera de las cuatro piedras exteriores, el resultado es una lesión o enfermedad al profanador, pero en cambio, si es la piedra central la que se mueve, ésta lanza una maldición mortal a quien osa desafiarla.
El hecho más reciente que se conoce data en la década de los 70. Es el de tres hombres que realizaban labores de renovación en el cementerio y que, a pesar de haber sido advertidos, ignoraron la maldición.
De los tres hombres, uno de ellos, tuvo que ser hospitalizado, donde permaneció seis semanas tras contraer una enfermedad desconocida, éste admitió haber dado la vuelta a una de las piedras. El segundo hombre, que movió las cinco piedras, falleció en el acto, de una hemorragia cerebral, allí mismo, en el cementerio. El tercer hombre, pasó una temporada en el hospital aquejado también por una rara enfermedad.
Jimmy Gordon, guardabosques local y miembro del clan Shaw, mandó construir las barras de metal que se encuentran hoy en día en la tumba. Se colocaron por encima de las piedras para evitar que éstas volvieran a ser manipuladas.
Si comentas tu visita a este lugar con algún vecino o tomando una pinta en un pub, su respuesta automática será "¡Espero que no hayas tocado las piedras!".
Mito o realidad? Por si acaso, mejor no tocar las piedras ni las monedas que se acumulan en ellas.
Curiosidad: Sabías porqué hay tantas monedas en la tumba?
Se trata de una antigua tradición escocesa. El metal ahuyenta los espíritus malignos, así que, si echas una moneda se dice que estás protegido.
Y por otro lado, deja la moneda más brillante que tengas, ya que también es una ofrenda a las hadas del bosque, hadas que adoran todo lo que brilla. Al hacerles esta ofrenda ellas quedarán en deuda contigo y te devolverán el favor, si por una de estas el Bodach la toma contigo.
Tienes curiosidad por visitar the Doune of Rothiemurchus? Hazlo! Merece mucho la pena dar un paseo por el bosque y respirar la tranquilidad de las aguas del lago y del río Spey. Pero por si a caso, no toques las piedras de las tumba de Seath Mor Sgorfhiaclach "El Gran Shaw".
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